Bebés Alta Demanda

No, no quiero soltarla.
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No, no me duele la espalda.
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No, no está acostumbrada a estar en brazos. Es ahí donde debe estar.
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No, no está despatarrada en la mochila de porteo.
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Llegó un momento que me cansé, me cansé de dar explicaciones a por qué
tengo a mi hija en brazos, por qué la porteo, por qué se duerme así.
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Sencillamente ella es así. Ayer hablando con un grupo de mamás cuyos
hijos/as también cumplen las características de Alta Demanda me sentí
comprendida por primera vez. Normalmente la gente te juzga y se atreve a
darte consejos y a opinar de por qué tu hija es así y lo
maravillosamente bien que lo hicieron ellos para que sus hijos durmieran
de un tirón, conciliaran el sueño solos y no llorasen al dejarles solos
jugando mientras ellos hacían sus quehaceres diarios.
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Enhorabuena, de verdad. Pero los niños con Alta Demanda nacen, no se
hacen. Puedes poner todas tus fuerzas en que sean lo contrario y
entonces habrás perdido una guerra que nunca tuviste opciones de ganar.
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Queda aceptar, aceptar que tu hijo no es conformista, que desde bebé
expresa lo que quiere (aunque sea a gritos) y que la cuna y el carro que
te vendieron tiene pinchos. Aceptar que su necesidad afectiva y de
estímulos va más allá de tu comprensión.
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Y volverte sorda. A
consejos de dejarles llorar, de retirarles el pecho que tanta paz les
da, de suéltale ya que cuando vaya a la "guarde" lo va a pasar mal
(gracias por los ánimos).
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Nuestra crianza es solo nuestra y el que quiera juzgar nuestro camino, que se ponga nuestros zapatos.