Los horarios en la Escuela Infantil y su importancia

13.03.2018

¿Qué pasa cuando quieres ir al mercado y te das cuenta de que ha cerrado? ¿Al día siguiente protestarías pidiendo que lo cerrasen más tarde? ¿O intentarías adaptarte a los horarios establecidos?

En ocasiones nos encontramos en la Escuela Infantil con que hay un perfil de padres a los que esta cuestión les cuesta un poco y nos hace pasar por algún que otro apuro.

Respetar los horarios de la Escuela Infantil es respetar que es un lugar con una organización pensada por y para el beneficio infantil. Con esto no quiero decir que sea una organización militar e inflexible, pero si pensada para que los niños estén tranquilos y realicen sus acciones con seguridad.

En la mayoría de las Escuelas suele haber entrada libre de padres con niños hasta cierta hora (9 - 9:30h) en la que la puerta suele cerrarse ya que los niños comienzan su secuencia de rutinas y hábitos diarios y las interferencias constantes de los padres podrían interrumpir sus actividades y el desarrollo de sus actividades. En este sentido es importante que respetemos la última hora de entrada ya que el día suele empezar con una Asamblea, que es uno de los momentos más valiosos de comunicación y relación entre todos los miembros del grupo (alumnos-educadora-alumnos).

Imaginaos la dificultad de conseguir atraer la atención de 14- 20 niños, sentarnos todos en círculo, estar compartiendo cuentos y canciones... y de repente que empiecen a entrar padres, más niños o que tus compañeras te demanden que vayas a abrir la puerta ya que hay niños que están esperando fuera. Os aseguro que puede resultar bastante frustrante.

Todos comprendemos que un día nos puede pillar un atasco, podemos dormirnos, que se nos complique la mañana, etc., pero cuando estos retrasos se convierten en la tónica habitual será necesario que hablemos con la familia y les traslademos la importancia de intentar adecuarse a los horarios por el bien de su hijo y del resto del aula.

Todos los hábitos y rutinas en la Escuela infantil ayudan a los niños a sentirse seguros y a desenvolverse con confianza ya que saben qué está ocurriendo y pueden anticipar qué va a pasar a continuación. Por esto, si un niño llega reiteradamente tarde y se incorpora a mitad de asamblea, de actividad, etc., puede mostrarse desubicado y tardar más en coger la dinámica diaria.

De igual manera trasladaremos a las familias la importancia de respetar momentos sensibles como la comida o el sueño. Debemos tener en cuenta que la alimentación, a parte de un momento nutritivo, es un momento de relación del niño con sus compañeros y con las educadoras. Un momento en el que los niños aprenden hábitos de vida saludables, se relacionan y realizan conquistas que refuerzan su autoestima y autoconfianza.

De la misma manera, el sueño suele estar rodeado de rituales o hábitos que hacen que los niños afronten este momento sin angustias, miedos o presiones. Contar un cuento, localizar cada uno su cama, escuchar la música relajante, despertarse y permanecer relajados un tiempo, etc. Todo ello conforma un momento valioso y que merece ser respetado tanto por los educadores como por las familias.

Somos conscientes de que un día tienen una cita de pediatra, otro un viaje, otro a algún miembro de la familia le surge algún contratiempo... situaciones comprensibles todas y que merecen flexibilidad por nuestra parte. Pero cuando estas demandas se tornan en continuas y hay una o varias familias que nos demandan reiteradamente retirar al niño de la Escuela en pleno horario de siesta, debemos hablar con ellos y concienciarles del valor de este momento. Además, al despertar a un niño a mitad de siesta, asearle, sacarle del aula ( + que una compañera te cubra quedándose con tu aula mientras sales), genera muchas perturbaciones en la siesta y podemos alterar el sueño del resto de niños.

Todas estas cuestiones podemos trasladarlas en varios momentos del curso, ya sea en la entrevista inicial, en las reuniones de trimestre o en tutorías personales con los padres, donde explicaremos el valor de estos momentos y lo que ocasiona que sean perturbados siempre aludiendo al beneficio o perjuicio de los niños. Debemos tener cuidado con las palabras que empleemos ya que en ocasiones hay familias que tienen condiciones particulares que les hacen no siempre poder adaptarse y siendo "agresivos" al trasladar la información podemos hacerles sentir culpables y generar un malestar que perjudicaría nuestra relación y, por consiguiente, el flujo de información necesario entre la familia y la Escuela.

Se trata de concienciar sin juzgar, de ser flexibles pero pensando en los niños y de detectar qué situaciones merecen consideración especial y cuáles se han convertido en malos hábitos que deberían cambiar :)

Y vosotros y vosotras, ¿qué me contáis? ¿Soléis tener estas situaciones a diario en la Escuela? ¿Cómo reaccionan vuestras familias cuando habláis con ellos?

¡Espero vuestras experiencias Cucamonas!

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